Hace cientos de años, hablar de tendencias, decoración y construcción, remitía a lujo, dinero y materiales de primer nivel. No estaba al alcance de la mano promedio (o eso creían nuestros antepasados), o la sencillez quizás era mal vista o de escaso gusto. No por nada las arquitecturas antigüas de ministerios, palacios, palacetes,o mansiones del pasado hasta el día de hoy se nos antojan rebuscadas, magníficas y costosas. Hoy, liviandad moderna mediante, las admiramos pero no podemos evitar juzgar su complejidad y pretensión. Volutas, curvas, Francia, Barroco, Gótico, Art Nouveau, oro, cemento, gárgolas, Grecia, Roma, Jónico, Dórico, Corintio. Europa y su influencia innegable de estilo. Renacimiento y corrientes artísticas en el tiempo. Es lo que nos dejó el pasado, un magnánimo hito cultural, todo prefijado, perfectamente establecido, sin lugar al azar o el error.
La modernidad, a mi criterio, trajo respiro en algunos aspectos de la estética decorativa y constructiva, simplificó las cosas, nos hizo empezar a pensar de modo diferente en los espacios, en ver posible lo que antes parecía imposible o inalcanzable. Nos «creativizó» a la hora de construir y conformar nuestro hábitat, aprovechar lo que tenemos a mano, pensar nuevas formas de optimizar tiempo, dinero y esfuerzo. (sin olvidar que hay muchas construcciones y decoraciones pretenciosas aún hoy)

Paredes en Boulevard Saénz Peña. Tigre GBA
Con esto no quiero decir que aún no existan personas que prefieren lo tradicional a la hora de construir y decorar, como lo era en épocas anteriores, pero me entusiasma pensar que las nuevas generaciones, en afán de simplificarnos, y en afán de optimizar los espacios (porque sí, en algunos lugares no hay mucho espacio, hay que aprender de los japoneses, y su filosofía de vida con respecto al lugar que habitan) vamos virando hacia el descanso visual, hacia la utilización de menos objetos, hacia la practicidad de la forma, para asegurarnos limpieza y orden, además de ahorro por supuesto. Por algo, justamente el minimalismo del estilo nórdico/escandinavo es tendencia global en decoración y ambientación, porque apunta a todos los ítems que arriba describo.
La premisa sería:
«Menos es más»
Resultan interesantes los avances constructivos con materiales reutilizables, en las casas container, en las líneas simples y rectas, en pequeños espacios perfectamente distribuidos, en interiores sencillos y decorados con gracia, en colores amigables con la vista, líneas nobles, respeto por el ecosistema, reciclado, introducción de energías renovables en el consumo cotidiano. La vuelta al oficio, la simplificación del hacer,el bendito margen de error… su aplicación en el hábitat que nos rodea.
Nuevos usos para los objetos: Abandonar los límites y optimizar recursos
Recién hablábamos de construcción del espacio, ahora yendo más profundo podríamos encarar la decoración específica de un ambiente, con todas estas premisas anteriores, haciendo foco desde ya en la simplificación.
La construcción espacial del hábitat cotidiano requiere coraje, conciencia y creatividad. Requiere sincerarse con la función y la forma, con el color, con la funcionalidad y la estética, con lo que meramente adorna o decora y con lo utilitario, con esos agentes externos (podrían ser regalos y compañía) que muchas veces nos hacen ruido en la secuencia. También implica simplificar haciendo uso de lo poco que tenemos, ¡y logrando resultados sorprendentes! Más de una vez me he encontrado explicando un objeto de mi casa, porque parte de la dinámica es ingeniar nuevas funciones para las cosas; así:
-Una taza puede ser maceta
-Una página de revista puede ser un cuadro
-Una bandeja puede ser mesa
-Un cajón puede ser banco
-Un mueble antigüo de hilos puede ser mesa de noche, una silla también.
-Vinilos como cuadros
-Luces de navidad todo el año (basta de exclusividades temporales)
-Los frascos ya son vasos, o lapiceros
-Las latas son lapiceros, o macetas, por qué no.
-Las bolsas de papel con diseño pueden contener objetos (como the paper bag)
-Una damajuana puede ser lámpara
-Un Mr. Yoda de origami como sabiduría decorativa.
-Un frasco que es florero o ahora podría ser maceta con una rama que es planta, o puede quedar como rama.
-Un retazo de tela es un mantel, un mantel que puede ser cortina, o cubrecama.
¡Qué importan las etiquetas al fin y al cabo! siempre y cuando logremos colocar en forma creativa y armónica el objeto, no importa el nombre que tenga!

Sobre la tenencia responsable de los objetos
A todos nos gusta en algún momento adquirir, hacernos con ese objeto de deseo. Cada persona tiene sus debilidades, y es buenísimo que así sea. La clave está en aprender a vivir con lo esencial, que no es mucho, con la armonía del color, con pocos objetos,con un concepto, objetos adorados, que reflejen los gustos y la personalidad de quienes habitan el espacio, responsables, queridos, sentidos y no olvidados, (como los pobres ejemplares de Memorias de Pablo y Virginia, un cuento de Mujica Laínez acerca del valor de los objetos que me encanta).
Marie Kondo, de quién hablé en el blog tiempo atrás (y en cuyo post estoy pensando, una vez que lea su segunda publicación que acaba de estrenarse en el país) apunta a esta simplificación y limpieza estética total, aduciendo que la vida se limpia desde el hábitat hacia el interior, que el consumo debe ser responsable, que todo tiene su valor, que ordenando, desechando, limpiando y clasificando nuestro lugar y nuestras cosas, terminamos por ordenar nuestra vida. Increíble ¿no?. Ella, en «La felicidad después del orden» nos enseña a aprender a vivir con lo esencial, con lo bello, con lo que realmente te aporta felicidad.
Simplifiquemos nuestra vida; liberemos los espacios,no nos carguemos de objetos innecesarios, practiquemos el consumo responsable, ampliemos los límites de nuestra conciencia, porque el arte y la vida misma es transformar, desde afuera hacia adentro, desde adentro hacia afuera.
La creatividad está puesta en las pequeñas cosas simples de la vida, y que así sea.
Como siempre, queda abierto el debate.
¿Qué opinan del tema?
¿ Alguna vez se han puesto a analizar el hábitat dónde vivimos y nos movemos?
¿Les interesa consumir responsablemente?
¿Qué sentido tiene la estética en sus vidas?
¿Creen que necesitamos muchas cosas para vivir, o pocas cosas buenas?
¿Piensan que contribuimos al orden general desde lo particular?
¿ Admiran la arquitectura antigüa?
¿Disfrutan decorar sus ambientes?
Desde ya recibo comentarios, dudas, consultas, sugerencias y lo que gusten! Les aclaro que el texto lo preparé de modo subjetivo, con algunas percepciones personales, y algo colectivas también. No pretende ser ley ni mucho menos, simplemente es una visión propia sobre el tema 😉
Pueden compartir el artículo en las redes sociales, o por Whatsapp desde la versión móvil, y sean bienvenidos a visitar las publicaciones anteriores relacionadas, porque todo tiene que ver con todo, como la vida misma.
Nos leemos muy muy pronto!
P.
*El título de la publicación es un juego de palabras con la célebre frase que Shakespeare inmortalizó a través de Hamlet:
To be or not to be, that is the question/Ser o no ser, esa es la cuestión.